Náufragos Celestes

lunes, 26 de agosto de 2019

Cicatrices Etéreas...

La tarde se desangra a la distancia,
se despide calma, silenciosa;
las nubes despojadas de su abrazo se hunden
en el horizonte insondable. 
La oscuridad que gobierna en lo profundo
asfixia el brillo del mar,
desgarra los colores del cielo,
 templa la melodía de mis ojos.
En mi interior también hay fuerzas
que se repliegan;
sentimientos que se despiden un poco cada día,
que se posan junto a la fosa de los sueños
y mojan sus pies en las aguas del olvido;
Rutinas que largo tiempo me mantuvieron aprisionada
agonizan por falta de atención.
Rodeada de tinieblas acaricio cicatrices etéreas,
placeres violentos, dolores gentiles,
evocaciones agridulces;
sonrío y recuerdo
así como no hay dos atardeceres iguales,
no hay dos sentimientos iguales,
no hay repeticiones ni reemplazos,
y mientras a alguien pueda parecerle triste,
 solo puedo dar gracias por los que he visto...




y me faltan ver...

domingo, 11 de agosto de 2019

Políticamente correcto, arte y cultura.



Hace años lo "políticamente correcto" «P.C.» viene convirtiéndose en un tema en sí mismo. Gradualmente fue invadiendo las distintas esferas de la vida cotidiana y hoy pareciera no haber baluarte invicto.
A decir verdad para mi nunca fue una preocupación ya que no soy gran amiga de la controversia con desconocidos pero ahora simplemente no hay donde escabullirse.
Sin importar lo que hagas, dónde lo hagas y cómo lo hagas, aparecerá un dedo acusador. Se ha llegado a tal extremo, que si quieres desentenderte de algo, alegando que no es un tema que te interese particularmente, tanto peor, puesto que también controlan lo que debe interesarte.
Poco a poco empecé a notar que, sin importa en qué ámbitos me maneje y aún tratando con desconocidos, al lograr un mínimo de confianza, escuché frases que denotaban auto censura por miedo al rechazo, reprimenda de los demás y enojo.

Mi análisis comenzó con unas preguntas:
¿Corresponde ser "políticamente correcto"? es decir
¿Hay virtud en comportarse de esa manera?
Luego me pregunté ¿De dónde viene esta "invasión" de quejas? Y si tienen ese efecto en personas de bajo perfil ¿Qué efecto tienen en el arte?
¿Qué relación hay entre lo P.C. y la positividad cultural?
 Siempre tengo la sensación de tomar un punto de partida distinto para llegar a hablar de lo mismo... los valores.
Hace tiempo no encaro un tema de manera más analítica que narrativa, y aunque no pretendo ser muy exhaustiva y formal, me interesa ir adelantando que hablaré sobre arte -principalmente cine- y lenguaje, con el objetivo de identificar lo que parece diferenciar nuestra época de las precedentes; y plantear algunas preguntas que quizás merezcan ser respondidas por quién lea estas letras.

No hace falta ser un maniático del cine y la televisión para notar la úlcera que constituye lo  P.C. en la calidad de las obras.
Es muy difícil encontrar una película o serie cuyo guión no haya sido violado, pervertido, forzado, reescrito, etc. No menos grave es el hecho de que muchos son pensados desde su inicio, no para expresar algo honestamente, sino para intentar satisfacer a la mayor cantidad de personas posibles.
Siendo las grandes corporaciones quienes principalmente se preocupan por ésta problemática cabe preguntarse si la supuesta corrección se debe a un cambio de conciencia o a un estudio de mercado y la preocupación por la venta de boletos el primer fin de semana del estreno.
No me pasa por alto que cada época ha tenido sus filtros, mareas contra las que cada artista ha tenido que nadar, pero hoy el cine -sobre todo el de Hollywood- parece dormido. Como muchos han dicho, es un cine que pide perdón, que escapa al contenido porque éste puede ofender. Cualquier situación es racista, homofoba, antisemita, fascista, machista, hembrista,
o de mal ejemplo a los niños.
Es un cine que se arrepiente de su pasado y no sabe bien cómo actuar en el futuro, por lo que va avisando lo que se viene y mide las reacciones.
¿Cómo provocar emociones y reflexión si se limita la libertad creativa?
La censura y las imposiciones son enemigas de la lógica narrativa
¿Podría ésto importarnos cuando en los tiempos que corren la lógica desconoce lo que es un podio y a duras penas cruza la linea de meta?
Hay que alejarse bastante, no solo de Hollywood, sino también de plataformas "mainstream" para encontrar contenido literalmente más honesto (siempre hay excepciones claramente). Un contenido que resalta por contraposición a sus pares contemporáneos pero que no contienen un brillo especial si dicha contraposición se realiza con obras de décadas pasadas.



"Hay más sangre en un espasmo de Neo que en toda la triología de The Dark Knight"


Aunque Banksy no me parece ni un cuarto lo anti-sistema que dice ser, concuerdo con su pensamiento:

"Art should comfort the disturbed and disturb the comfortable"

-El arte debería consolar al perturbado y perturbar al despreocupado-

Ciertamente puede no gustarnos una obra de moda pero ¿En qué momento nos creímos con la autoridad moral para censurar a los autores, para boicotear proyectos porque nos "ofenden" en pleno 2019 cuando dichas obras ni siquiera están pensadas para todos?
 ¿Aprendimos algo de años anteriores?

Permitanme un pequeño salto:

Poco más de un siglo atrás, las quejas moralistas combatían la ubicación
de "la Fuente de las Nereidas" de Lola Mora -obra criticada por sus desnudos femeninos-
a lo que ella respondía:

"(...) Cada uno ve en una obra de arte lo que de antemano está en su espíritu; el ángel o el demonio están siempre combatiendo en la mirada del hombre. Yo no he cruzado el océano con el objeto de ofender el pudor de mi pueblo; me horrorizaría pensar que alguien haya imaginado semejante cosa (...) Lamento profundamente lo que está ocurriendo, pero no advierto en estás expresiones de repudio
-llamémosle de alguna manera- la voz pura y noble de este pueblo. Y ésa es la que me interesaría oír; de él espero el postrer fallo."

El salto que hicimos fue del cine a la escultura, cito su ejemplo para recordar que ésto no solo no es nuevo, sino que implica prácticamente un retroceso. Mientras podemos definir a la sociedad, en este caso argentina, de hace un siglo mucho más dura y machista,
o en términos modernos -arcaica-
la artista lamenta la situación, pero bajo ningún motivo lamenta su obra, no pide perdón, consciente de su buena voluntad y honestidad artística.
Ahí se hace visible el deterioro moderno: ofendidos nunca faltaron, no obstante, artistas pidiendo perdón por expresarse corresponde sin duda a una época de autoritarismos que hubiésemos jurado dejamos atrás.

Antes de reflexionar sobre lo políticamente correcto en el uso del lenguaje,
me animo a dar un adelanto sobre la conclusión de éste escrito -conclusión bastante obvia para quién haya reflexionado un poco sobre el tema- que el arte no esta hecho para contentar a todos, ni para representarlos, a veces, muy por el contrario, es selectivo,
aventuro también una mala palabra exclusivo.
No somos el centro del universo por pertenecer a una mayoría, mucho menos, por más que sea lo que se quiere vender, a una minoría. Curiosamente, esto es algo que me gustaría que reflexionen más los artistas que los propios espectadores de sus obras...





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El lenguaje ha sido últimamente territorio de interminables batallas. No hace falta más que entrar a cualquier red social y navegar un par de minutos para encontrar a personas discutiendo por las letras "o" "x" o "e", o si cabe decir "migrantes" o "inmigrantes".
Todos sabemos que hay una correspondencia -primordial- entre P.C. y las minorías,
 los marginados etc. Quien se arriesgue a no ser P.C. será insensible, presuntuoso, egoísta.
Me pregunto ¿El estado de constante disputa -sobre todo en el ámbito del lenguaje- puede explicarse como el natural desarrollo de la globalización y las voces a las que internet ahora permite expresarse?
¿Nos estamos pasando algo por alto, y si es así, qué es?
Sin duda dar una respuesta no es cosa fácil y se corre el riesgo de que sea demasiado parcial.

A decir verdad, no faltan estudios que liguen los comienzos de lo que hoy denominamos P.C. a ideólogos neo-marxistas, quienes, a diferencia de ejercer la violencia vista en la unión soviética (nacionalización de la propiedad privada, propaganda y censura, persecución, encarcelamiento y pena de muerte) buscaron insertar sus ideales en las sociedades occidentales desde el ámbito académico, el de la cultura y el lenguaje.
No es mi interés recorrer ese camino pero quizás es provechoso conocer su existencia, más que nada por una consecuencia que podría extraerse de él:
La maneras en que hoy se manifiestan los grupos radicales de la izquierda y la derecha, desde el punto de vista del lenguaje, no tiene un ápice de casualidad; quién sostenga la pancarta que sea, es parte de un tablero de ajedrez dispuesto hace décadas y décadas y no debería creer que esta pisando terreno ignoto.

Como dije, mi enfoque no busca seguir la linea de pensamiento anterior, sino analizar los problemas que tenemos entre manos de manera espontanea.
Uno de estos problemas es la posibilidad de verdadera comunicación entre partes.
Lo P.C. crea grupos opuestos que no pueden encontrar un punto en común siquiera al saludarse.
¿Cómo podrían si antes de entrar en razones cada grupo cree que su interlocutor lo esta ofendiendo?
Lo P.C. insinúa de antemano en quién no recurra a su fórmula, una ofensa, una falta de sensibilidad que se presenta como indispensable para tratar cualquier cuestión humana.

Uno de los conceptos fundamentales que subyace bajo lo P.C. pareciera ser el de tolerancia. Tolerancia de la que se suele disponer de manera arbitraria, lo que resulta en replicas de contradicción, hipocresía e irracionalidad.
Analizando más el concepto de tolerancia -concepto muy positivo- se encuentra la tergiversación en su aplicación.
"Tolerar" en una de sus acepciones implica respetar, pero la tolerancia de hoy desconoce ese término, más bien pareciera enfocarse en la otra acepción de tolerancia, que reza "capacidad que tiene un organismo para resistir y aceptar el aporte de determinadas sustancias"
 la palabra clave es "resistir"
Hoy tolerar es vivir "resistiendo" "aguantando" lo otro, pero no a partir del respeto, sino, algunas veces; de la imposición basada en una sensibilidad desvinculada de la razón; otras, en el miedo al reproche, al linchamiento, a la controversia.
¿Caben dudas de la diferencia abismal entre una cosa y otra?
 El respeto lleva al análisis, a la reflexión, a la comunión de pensamiento. La resistencia lleva al cansancio, enojo y división; sin dudas quién nos fuerce a resistir siempre será en lo profundo,
 un enemigo.

La condición necesaria para que pueda haber respeto es la libertad. Esta libertad es la base de la convención del lenguaje. Es por ella que variantes como el "lenguaje inclusivo" son posibles.
El lenguaje no es propiedad de nadie, es un ente vivo, en constante cambio.
 Lo P.C. requiere que el lenguaje no sea convencional, sino necesario. Requiere que te expreses en sus términos, convirtiéndose en una especie de ideología totalitaria.
¿Pero es esto un accidente, o en realidad es el vehículo de una ideología?
Si la respuesta fuese positiva, habría que hacerse varias preguntas más.






Llegando a este punto toca volver al principio
¿Hay virtud en ser políticamente correcto?
En cuanto quien lo sea, recurra a la auto censura, a la hipocresía, a la irracionalidad, claramente podremos decir que no. Cuando se sacrifica la libertad, la capacidad de hablar con honestidad, de analizar sin tabúes, difícilmente podremos hablar de virtud.
No se debe confundir hablar con libertad con insultar deliberadamente a quien se nos ocurra.
No es de extrañar que en esta época de positividad lo bello coincida con formas que no dañan, con lo impoluto, con lo brillante, con lo liso y lo obvio. Las obras no ofrecen nada a la interpretación, al pensamiento.
El arte se opone a la positividad, requiere del cuestionamiento, de tomar distancia espacial y temporal -para la reflexión, puesto que la belleza no cautiva de un solo golpe,
tiene matices, sombras, secretos por descubrir-
 En contraposición hoy vemos un arte que solo quiere agradar, generar admiración inmediata, que le des al "me gusta"
Para hacerlo debe ser P.C.
si nos hiere e incomoda, limita su público, su capacidad de llegar a todo el mundo.
Tampoco parece casualidad que para la mayoría, las obras hayan cambiado el valor de culto por uno más "especulativo" No solo será mejor la que más "cotice" sino que el entusiasmo solo dura hasta que llega la próxima candidata.





Como dijimos, el cine recurre a representaciones globalizadas, masticadas, procesadas. Debe darle un nicho de expresión "positivo" a la mayor cantidad de particularidades de manera equitativa, de lo contrario se corre el riesgo de no explotar la taquilla.
La fotografía se encuentra en una época del primer plano alisado, de la selfie vacía, carente de expresión, de imperfecciones.
La característica del alisado es que nos iguala a todos.
Mientras la belleza y el eros presuponen negatividad, ocultamiento, insinuación, particularidad,
lo que resalta en la imagen ahora es su calidad hd, su resolución, su transparencia y obviedad.
En la escultura contemporánea se recurre a figuras igualmente homogéneas, pulidas,
sin insinuaciones de significado;
mientras que en la creación de figuras pocos son los que se animan a inventar, a trabajar ideas propias y traerlas a la vida sin pensar en su valor comercial.
Quizás sea la razón por la que vemos mayoritariamente reversiones, copias fieles de esos personajes amados por todos en la infancia, característica que en parte las salva de "herirnos" por pertenecer a otra época.

En el lenguaje se ha llegado al punto en que nombrar la realidad es "estigmatizador" "violento" "insensible" y no una actitud coherente que permite llegar a la raíz del problema.
 Hoy se permite más decir un sinsentido que decir algo con cierta crudeza. Las categorizaciones solo son aceptables si los envases están pintados de colores alegres, si algo puede ser malinterpretado como negativo es mejor camuflarlo, esconderlo.
Se olvidan que sesgar la visión de la realidad que cada uno posee no cambia dicha realidad para bien, por el contrario, la confunde, la convierte en una problemática imposible de resolver por enajenarla y distanciarla de nuestra capacidad de entendimiento.
Lo P.C. busca una comunicación sin fricción, una comunicación de lo igual con lo igual; lo distinto daña, es negativo, por lo tanto lo rechazamos,
generamos relaciones con clones intelectuales que piensan y sienten igual, volviendo a la experiencia estrecha, reproduciendo un "yo" narcisista que se retroalimenta con los pares;
se genera una selfie grupal donde todos hacen la misma pose y expresión.
 En la imposición de lo P.C. subyace un sentimiento de superioridad moral,
olvidando que la conciencia individual es debería ser un eterno campo de trabajo, donde no hay incuestionables, donde un trozo de información puede ¿puede? o debería poder dar vuelta lo que se creía una convicción.

«Hace ya mucho tiempo propuse yo que se considerarse si las convicciones no son acaso enemigos más peligrosos de la verdad que las mentiras».

Nietzsche




La relativización del conocimiento ha creado el supuesto de que la verdad no es una meta viable siquiera posible, y por lo tanto suficientemente noble, no me sorprende que su concepto haya quedado en las sombras en estos tiempos donde lo que puede lastimar debe ser descartado.
Pero si se parte de que la búsqueda de la verdad es más un compromiso de no mentirnos a nosotros mismos que creernos en su posesión, podremos sacar el provecho que emana de su luz.



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No fue hasta que iba por la mitad de este escrito que me di cuenta que para hablar de lo P.C. debía recurrir a críticas de la sociedad positiva, inmoral, de consumo, de placer, de transparencia
 ¿Cómo no iba a tener que hacerlo, siendo la temática que quería tratar signo de un monstruo mucho más grande?
A estas alturas, en ciertas cuestiones yo misma me encuentro con más dudas que cuando comencé a tipear el título de la entrada. Condición que por cierto no podría considerar más venturosa.
No escapa a mi entendimiento que no he dicho nada nuevo ni de manera diferente, pero siempre me pregunto, cuando leemos y criticamos la sociedad de hoy
¿Cambiamos de alguna manera nuestra forma de actuar?
¿Cuando apoyamos una causa, entendemos a los detractores?
¿Vemos a la duda como una virtud o muy por el contrario, como una debilidad?
¿Entendemos un poco mejor como el entorno afecta nuestra toma de decisiones, objetivos, deseos y autoestima?
Una vez que tenemos el conocimiento
¿Qué tan responsables y coherentes verdaderamente somos?