Conforme pasa el tiempo, el mundo difícilmente parece un lugar mejor.
Hipocresía, superficialidad, bastardeo, egolatría, desfachatez, desacralización...
Vivimos en una época donde se toma conciencia de las profundas
implicancias de las acciones públicas y privadas muchos años más tarde.
Podría explayarme sobre cualquier tema de actualidad,
indignarme, diseccionar hechos que están haciendo historia,
hacer preguntas, proponer respuestas, pero hoy no es mi intención.
Ciertamente no quiero sumar al miedo, a la incertidumbre,
agrandar la novela, la tragedia que muchos prefieren vivir
para justificar su situación.
Por el contrario, hoy solo quiero recordar, recordarte,
dejar constancia en letras de la fortaleza
que las personas pueden tener.
Que pocas cosas no pueden arreglarse,
volver a su verdadero cause,
que aún los corazones, estando rotos, siguen adelante.
Recordarte que el mundo puede ser un lugar muy oscuro,
hostil, indiferente, solitario,
y es la luz de personas anónimas lo que lo aleja del caos.
Recordarte que aunque sientas que tu voz no vale,
que aunque tu opinión no sea la de las masas
y se encuentre alejada de toda multitud,
debes pedir la palabra,
remarcar lo que crees importante,
gritar, bramar como la tempestad.
Y para poder hacerlo es aún más importante escuchar,
reclamar coherencia sobre la aparente bondad,
sobre las incomprobables intenciones,
y confiar, confiar en nosotros mismos.
Quisiera recordarte que difícilmente alguien te felicitará
por hacer lo que ya espera de ti;
o te preguntará qué necesitas
o por qué actúas de esa manera,
por qué fallas;
si necesitas ayuda;
o te ofrecerá infinita paciencia.
Recordarte que la incondicionalidad es la excepción,
no la regla, y que solo unos pocos la pueden dar.
Recordarte la fortuna que implica tener la compañía
de quienes no te necesitan y aún así te eligen.
Recordarte que no importa cuantas manos te extiendan,
levantarte depende en última instancia,
enteramente de ti.
Y finalmente recordarte que aunque todo parezca
torcido, forzado y hecho por conveniencia,
hay esperanzas,
porque no podríamos encontrar mayor evidencia
de que las cosas buenas existen y pueden pasar
si somos nosotros mismos el baluarte
que las resguarda,
la brisa cargada de jazmín en la noche de verano,
la luna llena que el alma solitaria añora en silencio,
la melodía que las estrellas cantan al viajero...
And every gambler knows that to lose
Is what you're really there for
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Baby, every dog on the street
Knows that we're in love with defeat
Knows that we're in love with defeat
Quería desearle a todos un feliz inicio de año y sinceramente no sabía cómo empezar.
He optado por dejar que la espontaneidad florezca y aceptar lo que sea que dibujen mis dedos.
Concentrándome en las proyecciones pesimistas que podría hacer sobre este año
es que llegué a reflexionar sobre lo contrario, que aunque el mundo parezca haber enloquecido
podemos hacer nuestra parte para contenerlo.
Aclaro que no soy pesimista frente al futuro de las sociedades pero a veces me encuentro a mi misma
barajando posibilidades y me rio por lo bajo viendo como últimamente
la moneda pareciera caer siempre del mismo lado en ciertos asuntos.
Espero que se encuentren bien y que la fortaleza no escasee
para afrontar los desafíos de este nuevo año!
Hasta pronto viajeros!
