Encontrábame divagando sobre el poder de la mente, de la voluntad; fascinándome por el efecto que puede producir en el cuerpo una simple frase, originada en la mayor de las intimidades o escuchada entre la insulsa multitud. Como dista el lenguaje de ser una simple herramienta de comunicación. En esta noche espaciosa me pregunto cuántas veces ha sido un arma de precisión quirúrgica, un arma cruel y de frío brillo. ¿Cuántos han sucumbido en las tormentosas tardes de riñas y calumnias, hundiéndose en la peor de las desesperaciones?
Pero más raro aún...¿Cuantos se han salvado?
¿Quién repara en que la afección es decisión de cada uno?
"(...)Y allí dentro está la voluntad que no muere. ¿Quién conoce los misterios de la voluntad y su fuerza?
Pues Dios no es sino una gran voluntad que penetra las cosas todas por obra de su intensidad. El hombre no se doblega a los ángeles, ni cede por entero a la muerte, como no sea por la flaqueza de su débil voluntad."
Edgar Allan Poe
Poe y su magia al escribir, precioso texto que has compartido con nosotros.
ResponderEliminarUn saludo!
Vane.
Gracias Vane! Tus letras me alegran la tarde! Quería avisarte que paso por tu blog a leerte pero no puedo dejar comentarios debido a la configuración!
ResponderEliminarUn abrazo grandote!
Perdón pero ese último fragmento no es de Poe, sino de Joseph Glanvill
ResponderEliminar¡María muchas gracias por tu comentario! Cuando leí la frase en el texto de Poe investigué un poco y en algunas fuentes me encontré con que la autoria no pudo ser confirmada por lo que se sospecha que sean palabras del propio Poe. Parece ser un hecho que quedará a criterio de cada uno :)
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