Cuenta la historia de un ciego que pedía limosna sentado en una vereda, con una gorra para recoger las monedas y un cartel de carton en el que había escrito : 'POR FAVOR, AYUDEME, SOY CIEGO'. Un creativo publicitario que pasaba se detuvo y observó los pocos centavos en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel y escribió otro mensaje. Volvió a poner el pedazo de carton sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde el publicista pasó nuevamente frente al mendigo: su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien había reescrito su cartel y qué había puesto. 'Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras', le respondió el hombre. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: 'HOY ES UN HERMOSO DÍA Y NO PUEDO VERLO'.
Esta pequeña historia encierra una lección que podemos aplicar en cualquier área de nuestra vida, en nuestras relaciones, en el trabajo y en nuestros desafíos personales, especialmente, en aquellos que se resisten a ser alcanzados: cuando algo no funciona, tenemos que cambiar.
Esta pequeña historia encierra una lección que podemos aplicar en cualquier área de nuestra vida, en nuestras relaciones, en el trabajo y en nuestros desafíos personales, especialmente, en aquellos que se resisten a ser alcanzados: cuando algo no funciona, tenemos que cambiar.
Conocía la historia, y es más hermosa cuando la podemos llevar a la práctica.
ResponderEliminarEl miedo nos suele esonder el fibrón para reescribir el cartelito de cada día, pero se puede (no importa si mucho o poco)
Ah, a la bici la llamaría CLETA :)
Besos
Mirando entradas vi tu comentario Gus y recuerdo cuando leí que la bici la llamarías cleta, entre y te escribí pero no lo hice acá y no sé, como que esta mal jajaja Unas de mis bicicletas se llamaba sombra gris, era de aluminio, si me habrá llevado y traído n.n
ResponderEliminarAbrazote atrasado jajajaj