A lo largo de los años he conocido, escuchado e intuido el caso de personas
que no entienden su frustración, impotencia,
angustia, insomnio,
sus sentimientos, o por el contrario
su aletargamiento, su disociación de la realidad.
Hace poco una amiga me pidió consejo,
se me ocurre escribir entonces, a manera de ensayo,
sobre la búsqueda de esa paz interior, hablando de:
Arrepentimientos;
El perdón, principalmente el perdonarnos;
El ego y el autoestima;
La función de los conceptos morales y sentimientos.
Quizás se haga un poco largo pero solo quiero escribir en voz alta.
Arrepentimientos
¿De qué te arrepentís?
Descartando el arrepentirse de lo que no se hizo,
las personas se arrepienten de sus acciones o de sus resultados.
En cuanto a arrepentirse de las acciones, esto solo puede ocurrir
si tenemos conciencia de que lo que hicimos,
no esta alineado con los valores que dijimos profesar.
Valores que creemos nos definen, nos diferencian de la masa ciega
que compone la sociedad.
Nuestro ser entra en crisis, porque nuestra identidad se pone en duda;
Por más que intenten engañarlo,
el "inconsciente" entiende que no somos buenos por lo que pensamos y sentimos,
somos buenos por actuar en comunión con nuestros ideales de amor, verdad y justicia.
Digo el "inconsciente" en sentido figurado,
cuando nos salimos del camino,
lo que percibimos es una especie de disonancia irradiada,
que algo anda mal,
quizás no sepamos exactamente qué, pero lo sentimos.
Uno de los principales problemas radica en la identificación del malestar,
peor aún, muchos no han analizado cabalmente
los pilares que guían sus actos.
¿Cómo buscar una solución, rectificar un camino, si no sé dónde estoy,
a dónde voy y qué camino me lleva a destino?
De esto voy a escribir un poco más adelante para no desviarme inmediatamente
del tema de este apartado.
Viene después el arrepentirse de los resultados, de entender y sentir
que lo que queríamos se escapó, se perdió en la marea,
que nuestros esfuerzos pudieron enfocarse en otro lugar
y ahorrarnos dolor.
Analizando ejemplos podríamos deducir que
este arrepentimiento surge también del desconocimiento,
de la incorrecta valoración de nuestras razones,
de un ego desproporcionado y desbocado.
(¿Llegará el día en que haga la entrada de mi interpretación de todo Evangelion?)
¿Cómo podría una persona estar realmente orgullosa de sus logros, de su ser,
hablar de justicia, merecer,
si entierra a conveniencia gran parte de su pasado?
¿Cómo podría esa persona disponer de las herramientas que le brindaron las personas
que la amaron si las desconoce y olvida de antemano?
Es más
¿Cómo podría perdonarse a sí misma siquiera, si sus ofensas la avergüenzan
al tiempo que las justifica?
¿Cómo podría declararse víctima y orgullosa artífice de su destino simultáneamente?
Las personas pasan por alto la incoherencia,
la desligan de la realidad, sin entender
que ahí esta la respuesta que tanto anhelan.
Cuando nos han lastimado o hemos sido nosotros
quiénes han lastimado,
olvidar es lo primero en el orden del deseo
pero lo último en el orden de la acción.
Pareciese que lo único que nos permite alcanzar esa meta
es el perdón, perdonar a los demás y a nosotros mismos.
Pero...
¿Cómo hace una persona para perdonarse a sí misma?
Más primordial aún
¿Qué entendemos por perdón?
Aceptación, remisión, son partes que lo componen,
pero el perdón es en esencia una promesa,
y si hablamos de perdonarnos, es una promesa a nosotros mismos.
Promesa de corregir acción y actitud.
Por lo tanto no se puede tomar el perdonarse a sí mismo
como simple "aceptación" o reconocimiento y que esto
llevase a una especie de gestación de alivio en el inconsciente.
Aceptar es importante pero de ninguna manera suficiente.
La promesa, al contrario de lo que se busca en un principio,
obliga a no olvidar, a rememorar la falta, a analizar las excusas,
a ser críticos de nuestras acciones.
Es en el cumplimiento activo de esa promesa que el perdón
trae alivio frente a la molestia que no tenía otra finalidad
que hacernos prestar atención a lo que consideramos importante
y decidimos ignorar.
Recuerdo ahora la frase de Borges
"el olvido es la única venganza y el único perdón"
Bien podría malinterpretarse por reunir conceptos opuestos en tan corta oración
pero solo diré aquí que, como bien se ve, perdón y olvido
se entrelazan profundamente.
Cuando el perdón es absoluto,
es como si la falta no hubiese existido en primer lugar,
no hay rencores, cuentas, deudas...si hablamos de nosotros,
ese estadio solo es posible cuando la promesa se volvió parte de nuestro ser,
de nuestro ritual diario.
Se entiende entonces que para tener paz, perdonarse los errores,
no se puede enterrar el pasado, hacerlo desaparecer,
deformarlo con la imaginación,
negarlo, reinventarlo,
desear que no haya existido.
Aceptarlo solo constituye el primer escalón y es dónde muchos se detienen
a realizar un ciclo infinito de oración.
Pienso que, en la búsqueda de paz y equilibrio,
hay que elegir ver al pasado no como un lugar cargado de arrepentimientos,
victimismo y agravios,
sino como uno cargado de enseñanzas.
Ego y autoestima
Hablando de arrepentirse de los resultados de nuestras acciones,
dije que esto ocurre cuando desconocemos nuestras razones
y el ego esta fuera de control.
En efecto, quien se arrepiente de como le fue,
no analizó si actuó en concordancia con su ser,
siente vergüenza, una especie de ultraje, pudor de solo recordar
la situación que pensaba controlar y sobre todo, no merecer.
Si se entiende la salud como equilibrio y justa medida de los elementos en el cuerpo,
la enfermedad que más aqueja a la sociedad es la inversa disposición de ego y autoestima,
es decir tener el ego alto y la autoestima baja.
El ego en justa medida nos ayuda a tomar conciencia de nuestro lugar en el cosmos,
nos permite escapar del reflector y servir a los demás,
aportar nuestro grano de arena,
no tomarnos tan en serio para poder hacer lo correcto.
Desmedido, alto, el ego busca culpables, se victimiza ante la injusta disposición de la realidad,
"Yo merezco" "Me hicieron" "No me corresponde" "Yo no puedo"
Por otro lado una autoestima alta basada en la valoración correcta,
en la correspondencia consciente de nuestra disposición interior y nuestras acciones,
lleva al sosiego, paz, relajación.
El resultado pasa a segundo plano,
lo correcto, los principios, priman sobre el resultado.
(Aclarar aquí que hoy en día, tener la autoestima alta, es una especie de pecado,
más cuando las personas que la tienen baja, la confunden con narcicismo,
difiriendo en que una persona narcisista siente y piensa
que es más importante o mejor por tener un ego alto, por el solo hecho de existir,
mientras que la autoestima surge de una valoración positiva,
de haber puesto a prueba nuestra integridad)
Para que esto sea posible, se presupone un paso anterior,
un paso que ayuda a prevenir el arrepentimiento de acciones futuras,
el entendimiento de los...
Conceptos primordiales y el rol de los sentimientos.
Para valorar correctamente nuestras acciones,
nuestra integridad,
navegar con confianza en las cambiantes aguas del devenir,
nuestros remos y velas tienen que estar libres de azar,
ambigüedad, incoherencia, necedad, turbación.
Entonces hay que dejar algo bien claro:
contrario a lo que se dice y cree últimamente,
no, no todas las emociones son válidas.
Pese a que esta frase tiene por misión transmitirnos
que no hay que reprimirlas, sino aceptarlas, transitarlas,
el objetivo es desde un principio corregirlas,
porque bien sabemos que no hay que amar en exceso
a quien no lo merece o es malvado,
que una pizca de odio envenena el interior
y nos acerca peligrosamente a quién se lo dirige.
Curiosamente dividimos las emociones en positivas y negativas,
cuando cualquiera que no este "calibrada" o "pulida" puede causar un desastre.
Y es que nunca digo nada nuevo y de alguna manera termino refiriendo
a conceptos que salen del éter de la modernidad,
conceptos que parecen significar un avance
y no son más que una redundancia, un eufemismo del conocimiento
de la antigüedad, donde tanto me gusta mantener la mirada.
Modificando las palabras del Joker,
Si digo "inteligencia emocional" nadie entra en pánico,
pero si digo someter los sentimientos a la razón,
todos pierden la cabeza.
¿Qué es la inteligencia emocional sino el reconocimiento, la correcta regulación y expresión
de las emociones sometidas a un estándar de comportamiento?
Ese estándar no son otra cosa que los valores a los que queremos servir,
son elegidos por la razón, y si no son elegidos a través de ella,
no hay forma de que entendamos nuestro camino.
No somos personas más "justas"
porque nos hierve la sangre si vemos una "injusticia"
Nuestra sensación al respecto es de hecho, irrelevante.
Todo lo que cada uno considere como justo,
solo es justificable con argumentos racionales y su contraste con los fenómenos.
Parece superfluo aclararlo, pero analicen cuantas veces
se han encontrado con personas, por ejemplo en reportajes,
enojadas, indignadas,
exaltadas sobre una situación, y cuando se les pregunta,
no pueden dar una sola razón válida,
a veces ni siquiera saben qué pasó,
y peor aún es ver a alguien que se deja conmover y convencer por esas emociones ciegas.
Que no es superfluo remarcarlo queda bien claro, cuando apelar
a los sentimientos de los oyentes
es y fue el mayor arma de persuasión de los poderes internacionales.
Entendiendo entonces que el rol de los sentimientos
es diferente al de la razón, hay que tomarse el tiempo no solo de descubrir cuál es,
sino el de entrenarnos en sentir diferente.
Si, es posible elegir qué sentir.
Si, sos responsable de elegir de quién te enamoras,
de elegir en quién confías,
de elegir que mentiras ignoras,
de elegir a quién respetas,
de elegir a quién engañas,
de elegir a quién extrañas,
de elegir a quién dejaste ir.
Mientras los sentidos nos permiten habitar el mundo,
poder caminar, correr,
ver y oír el peligro antes de que llegue,
los sentimientos son una llamada de atención a lo importante,
una recompensa o una alerta, según corresponda,
frente a los fenómenos que nos ocurren.
Lo importante es notar que esa recompensa o alerta,
debe ser calibrada a través de los años,
que ese trabajo corresponde a la mente,
de la misma manera que un timonel
tiene que corregir el rumbo de la nave
aún en aguas calmas.
Emerge que los sentimientos, afinados o no, pueden apuntalar una decisión,
o dejarla a su suerte frente al huracán.
Que si pensamos "mal" sentimos "mal"
Que si reiteramos un pensamiento equivocado,
provocamos un bucle de confirmación,
con los sentimientos reafirmando el error.
Y si esto es así, el concepto que es común a todo lo demás,
es uno que no hay que perder nunca de vista,
y no es otro que el concepto de verdad.
Aquí vuelvo a hacer una llamada de atención, porque al utilizar
frases como "pensamos mal, sentimos mal"
o el solo hecho de invocar a la verdad,
pareciera que estoy diciendo que al pensar hay una sola conclusión,
que solo corresponde sentir en determinadas ocasiones,
que hay una sola verdad y que solo la ven quienes piensan igual...
y esto no podría estar más alejado de la realidad.
Lo que estoy diciendo es que hay que comprender y entrenar la jerarquía,
que lo que creemos no dependa de la primera reacción de los sentimientos,
que lo que sentimos, con tiempo y práctica, se alinee con lo que descubrimos,
y no que lo que pensamos se alinee con lo que sentimos,
que la verdad (*)
no es tanto creernos en su posesión, sino un compromiso de no mentirnos
a nosotros mismos.
(*)Este tema esta expandido en una vieja entrada políticamente correcto, arte y cultura
Cierre...
Toca entonces tomar control del presente,
no podemos volver atrás y cambiar las cosas,
pero podemos analizar, usando razón y emoción, encontrar dónde desviamos el camino,
qué regla rompimos o rompieron los demás,
y una vez reconocidos y entendidos los porqué,
podemos prometernos no volver a cometer ese error,
o que nos lo cometan a nosotros los demás.
Arrepentirse del resultado de nuestras acciones
viene de esperar de ellas algo extra en primer lugar,
en entregarnos a la creencia del ego
de que podemos controlar lo que piensan, sienten y hacen los demás.
Esperar de las acciones una especie de recompensa superior
que nos haga merecedores de cosas buenas, una especie de karma instantáneo,
sin comprender que el karma de quien coloca ladrillo sobre ladrillo,
puede ser tener un hogar, pero aparece la posibilidad de perderlo por igual.
No por ello dejamos de actuar, por el contrario, requerimos de mucha fe
para seguir intentando a pesar de los fracasos.
El porqué nos da poder, nos da libertad,
nos da tranquilidad.
Cuando te invada la inseguridad, el miedo, el insomnio,
la angustia, la frustración e impotencia,
recordá tus promesas,
si no hiciste ninguna, prométete saber,
prométete investigar, estudiar, reflexionar, prométete entender,
prométete buscar la verdad, prométete no volver a engañarte,
prométete creer que podes cambiar.
La inteligencia emocional es primordial para vivir sin arrepentimientos,
y no, no estoy diciendo que quién la posea no se enoja, no se frustra,
no se equivoca, no llora, no hace rabietas, no pone ilusiones dónde no corresponde,
pero ciertamente lo hace en menor medida,
logra empatizar con los demás y sobre todo, se entiende más
con cada día.
El camino es largo, el trabajo arduo,
más aún para quienes dejaron entrar en su mente y corazón
las ideologías que son responsables de la ceguera espiritual de hoy
y serán las responsables de las guerras por venir.
Ideologías que abiertamente pretenden ocupar el plano intelectual y espiritual,
y ya empiezan a trastabillar por su propio peso
porque no tienen sustancia alguna para ofrecer,
como no sea un fruto podrido.
Ideologías que nacen del odio, el resentimiento,
no tienen el bien común o individual como meta,
sino el control, para ello necesitan soldados infelices
que absorban y reproduzcan la propaganda,
que odien su vida y consideren responsables a los demás;
hecho imposible de ignorar con solo ver y escuchar
a quienes las promueven;
más aún, vomitan conclusiones y directrices
desconociendo las disciplinas a las que aluden para sus argumentos,
y confesando no sutilmente que las abordan desde una mirada lo más subjetiva posible,
con un único prisma,
el rencor.
Les hicieron creer a adolescentes y adultos dormidos que la civilización
y cultura occidental es una especie de plan perverso
y al mismo tiempo
un conjunto de costumbres obsoletas y sin sentido
y paradójicamente lo que ofrecen a cambio es un mundo sin pen pies ni cabeza.
Esta última parte parece poner el foco en otro lugar,
esto es necesario porque
la verdad es un concepto primordial en este escrito,
y hoy más que nunca, pareciera que la actitud tóxica, equivocada;
la infelicidad, el error, la falta de humildad,
proviene más de comprar discursos nauseabundos,
que de una ignorancia ingenua.
Quien se someta a estas formas de control,
encontrará odio dónde debería haber amor,
encontrará enemigos en la familia,
en el grupo de amigos, en los vecinos.
Lo que le desagrada le dará nauseas,
ya lo vi y escuché decenas de veces,
porque la disonancia cognitiva enferma el ser,
corrompe el balance de mente, cuerpo y espíritu.
Lo diferente, lo otro, le hará daño,
a medida que pase el tiempo lo consumirá,
porque sabe conscientemente que están aguantando,
esperando que un viento de suerte,
un suceso desafortunado,
tumbe a los que solo ve como enemigos.
Quién compró el discurso del rencor, es doble víctima,
porque sus sentimientos le alertaban sobre algo importante,
y tomando el pensamiento ya digerido,
regurgitado, el que coincide con lo políticamente correcto,
por un lado se siente peor y por otro
no puede empezar a corregir el curso
porque cree que coincidir con el sentimentalismo ciego
es una virtud.
Quieren aplicar la herramienta y al hacerlo sienten
que no es suficiente, que algo no encaja,
que uno más uno no es igual a dos
pero no se animan a averiguar el porqué se sienten así.
Es entonces cuando solo queda una opción,
debe ser culpa de los demás, de la suerte,
del mundo y su historia.
Esta disonancia cognitiva es lo que quita el sueño,
la que no le deja explicar la realidad,
la que hace tomar lo malo por bueno,
mucho por poco,
el esfuerzo ciego como suficiente,
la responsabilidad como opresión.
Como dije, el camino es largo y el trabajo, arduo...pero se puede.
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Queridos viajeros! Largos han sido los meses que nos han separado y este reencuentro
surge espontáneamente, una especie de materialización en tinta digital de una charla de café,
materialización que en un principio pensé tendría
la forma de dialogo socrático por el tema a tratar,
pero el objetivo y por lo tanto la forma, varió después,
para ser un lugar de retorno para contrastar en el futuro.
Sin dudas este lugar no es solo una especie de libro,
funciona a veces de catastro,
a veces de mapa, de lienzo, de escenario,
es el teatro donde más cómoda me siento,
el bosque donde al perderme, me encuentro.
Espero nuestras tintas se crucen pronto!
Me despido con una canción que hace poco volvió a mi mente
y quizás sea más que adecuada.
(...)The ones we trusted the most...pushed us faraway...
Video muy bonito del usuario @creacionespsicotropicales en youtube.