Esta noche no es como las demás,
podría decir que el tiempo voló...
a su manera.
El viento frío llama en la ventana mientras la luna se despide temprano.
En tu interior los sentimientos se arremolinan y la razón huye despavorida.
No soportas el peso del silencio,
la insípida tranquilidad,
la irrebatible ausencia,
la nefasta carencia de sentido,
la oscuridad que tiñe tu percepción.
Cierras los ojos e intentas recuperar el control,
acudes a la memoria,
tu máquina del tiempo; escuchas su voz y te tranquilizas.
Vienen a ti los antiguos consejos,
las risas tardías, los cálidos silencios, la rápida reflexión,
la verdadera sabiduría.
Te invade una repentina calidez, un fuego imperecedero
que llevas en tu interior.
En tu corazón es donde ahora vive,
tranquilo, imperturbable, en paz.
¿Qué mejor baluarte?
No hay dragón que pise
suelo tan sagrado.
Cuando vuelva a reinar el silencio
la razón tomará senderos escabrosos,
la dualidad que nos distingue
intentará sembrar el temor en tu mente,
pero no me preocupo,
has sabido
ser digno del orgullo que desde allá él
siente por ti.
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Entrada dedicada a un gran amigo.
Siempre es un placer pasear por tu casa y deleitarme con tus bellas letras.
ResponderEliminarbesos
"te invade una repentina calidez..." Me gustó mucho, escribes muy bien
ResponderEliminarGracias Ilesin y Sophie! Sus palabras siempre me animan n.n
ResponderEliminarEs un magnífico poema.
ResponderEliminarQué regalo tan bonito le has hecho...
Besos.