Náufragos Celestes

lunes, 4 de abril de 2016

Sinsentidos...

Por momentos todo parece un sinsentido. Disfrutar la brisa, observar las nubes en el horizonte, seguir con la mano el ascenso de la nota preferida en una canción lejana. Inoue sentía que esperaba algo que nunca elegía dejarse ver, el cumplimiento de una promesa en un porvenir nebuloso. 
Su mirada se perdió en la pared, se vio deambulando por el bosque, luego imaginó que su muerte daba un paso más cerca con cada momento derrochado, entregado al vacío sin miramientos. La oscuridad creció en los rincones de la habitación y ella maldijo en voz alta
 ¿¡Qué es vivir sino esperar la muerte!? ¡No importa si se es rey o siervo, estos inútiles le dan significado a los actos más pueriles! ¡Me tienen harta, de todo hacen una ceremonia putrefacta, inmundos animales! ¡Creen imitar el orden celeste con sus actos sin saber que es todo una bufonada! ¡Me dan risa con sus pretensiones de grandeza, imbéciles, ignoran cuantos reyes han muerto en el fango como cerdos! ¡Pero no importa, ya les llegará su hora! ¡Los maldigo a todos!
Varias horas pasaron, un murmullo creció en las calles y en los ojos de Inoue asomaron unas lágrimas, no porque fuera de la torre la hoguera ya estuviese lista, sino porque entendió que la promesa nunca se cumpliría. Unos pasos se escucharon fuera de la puerta, la cerradura se quejó y al ceder dos largas sombras se proyectaron en la habitación...a partir de ahí todo sería borroso.




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