Náufragos Celestes

martes, 25 de febrero de 2014

Nunca dejé nada para la vuelta...

(Aviso de Spoiler, lo siguiente es una de las mejores escenas de la película "Gatacca")

Mientras compiten como cuando eran niños, Anton interroga a Vincent a causa del éxito que parece tener con sus planes, ya que, por no ser un humano diseñado con mejoras genéticas, no debería poder pasar ninguna de las pruebas a las que se enfrenta.



Anton: ¡Vincent! ¿Cómo haces esto? ¿Cómo lograste algo de todo esto? Tenemos que volver.

Vincent: ¡Es demasiado tarde para eso, estamos más cerca del otro lado!

Anton: ¿Qué otro lado? ¿Querés que nos ahoguemos los dos?

Vincent: ¿Querés saber cómo lo hice? ¡Así es como lo hice Anton! ¡Nunca guarde nada para la vuelta!.

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Ese parece ser el secreto, no guardarnos nada, entregarnos completamente ahuyentando los miedos con la fuerza de la convicción y la voluntad. Si concentramos todo nuestro ser en una actividad no encontraremos límite que no sea el que nos auto impongamos. 
Podría imaginar un alma inocente arrancada repentinamente de esta hermosa esfera, con sus metas cumplidas a medias, inhabilitada para disfrutar los frutos de su arduo trabajo en la persecución de sus sueños y aún así podría preguntarme a mí misma y a ustedes, si al fin y al cabo no llevó la mejor de las vidas posibles.

Quizás uno de los mayores síntomas de enfermedad en la sociedad es el que puede apreciarse en las personas que resignan sus sueños y su felicidad, excusándose en trivialidades, sin preguntarse por qué lo están haciendo.



jueves, 6 de febrero de 2014

Deambulando en la red...

Es curiosa la devoción con la que nos dedicamos a ciertos proyectos, nos emocionamos y perdemos el sueño para luego dejarlos olvidados, sin nudo ni desenlace.
 Algún alma errática deambula por blogs olvidados, cubiertos de polvo y telarañas. Encuentra historias de héroes anónimos y risas atesoradas. Por un momento vuelven a brillar, recuperan su propósito, ponen en movimiento el intelecto entumecido...¿Alguien lo notará?

Espero que si.


 Somos un montón de historias a medio contar, una sinfonía entrecortada en el viento...