Náufragos Celestes

miércoles, 12 de diciembre de 2012

White Pearl, Black Ocean

Ahri era una hermosa joven hija de la montaña, un espíritu de la naturaleza con un lugar establecido, el viento no podía desviarla de su camino por más que tratara con todas sus fuerzas, la oscuridad de la noche y la luz del día le eran indiferente, sabía cual era su lugar y todo estaba decidido para ella.  Un día escuchó el canto de una criatura que recorría los valles y aunque no pudo entender lo que decía nació en ella el deseo de pasear sin las cadenas que rodeaban sus pies y visitar otros paisajes, pero ¿Cómo podría romperlas si había nacido con ellas? Peor aún Muchas veces habían sido revisadas por fuerzas superiores para asegurarse de que cumplirían su propósito. Trató de librarse pero todo esfuerzo fue en vano; fue a orillas del majestuoso océano y gritó por ayuda, unas sirenas no tardaron en aparecer frente a ella, le pidieron que las acompañe y así lo hizo, después de todo ese reino era también de su madre, o así creyó ella. Las sirenas llevaron a Ahri a las más terribles profundidades y ahí la abandonaron. ¿Tenían ordenes de hacerlo para evitar su fuga? No había forma de abandonar aquella tenebrosa morada, era ella y la oscuridad de las profundidades, nada más...Cuánto tiempo estuvo perdida no sabría decirlo, siguió con sus intentos de romper las cadenas hasta que la que se quebró fue ella y comenzó a llorar...La oscuridad ya no le era indiferente.



 No podía aguantar más aquél lugar, nadó hacia donde creía que encontraría la superficie y contra todo pensamiento se choco el fondo del mar. Allí vio algo con destello propio, era una perla blanca de extraordinaria belleza; con su luz vagó por el fondo oceánico y se topó con todo tipo de criaturas extrañas que la admiraban por su belleza; le preguntó a una especie de calamar si era posible llegar a la superficie sin ayuda y este lo negó, no obstante ella no se quedaría de brazos cruzados. Comenzó a nadar hacia arriba con todas sus fuerzas pero en algún punto se perdió y apareció de nuevo en el fondo. La frustración se volvía inaguantable como la oscuridad hasta que llegaron a sus oídos noticias sobre el señor del mar. Una joya preciosa había desaparecido y se la buscaba con mucho interés; Ahri se preguntó si sería aquella hermosa perla que ahora estaba en sus cabellos. Cuando se preguntaba como podría llegar a los palacios del señor del mar aparecieron las sirenas que la habían abandonado en tan horrible lugar preguntando al unísono "¿La encontraste?" Ahri tomó sus cabellos castaños oscuros y se los mostró a las sirenas, un hermoso resplandor salía de ellos, las sirenas sonrieron y la condujeron a toda velocidad a las puertas del señor de los abismos. Después de ser presentada devolvió la preciada perla y le preguntaron qué quería a cambio, ella pidió que se le removieran las cadenas que ataban sus pies. -Grande es el pedido- dijo el señor del mar- Más no me corresponde a mí librarte de tu destino, aún así no te irás de mis palacios sin una recompensa. Tomó una hermosa espada y se la entregó a Ahri con mucho cariño diciendo -Quizás te sirva para alcanzar lo que tanto quieres-
Después se ordeno que Ahri sea llevada a los riscos en dónde fue encontrada. Las mismas sirenas la llevaron y se despidieron con lágrimas en los ojos.
 Ahri intentó romper sus cadenas con la espada pero no contaba con la fuerza suficiente, la frustración había vuelto y ahora el semblante de la joven era sombrío ¿Con qué terribles ideas lidiaba? Observaba el mar, las rocas, la espada, quizás su libertad tendría el más alto de los precios...


Largo tiempo observó el horizonte, los hermosos colores del cielo irisado; rodeada por el silencio encontró el valor para llevar a cabo la más desesperada de las acciones...De pronto el viento que siempre le había sido tan indiferente le trajo un murmullo, al prestar atención distinguió palabras en una melodía, una canción triste entonada para el cielo, la tierra y el mar, una canción de despedida. 
Ahri comenzó a correr tan rápido como se lo permitían sus cadenas; no muy lejos de ella estaba por ocurrir una catástrofe. 
Justo a tiempo llegó la joven a un peñasco en extremo escarpado, sobre el un muchacho de su clase miraba no ya el oleaje que rompía estruendosamente allá abajo sino otra vida, otras oportunidades, otros dolores y otras felicidades. Ahri gritó con toda la energía de su cuerpo y alma y la potente voz golpeó al joven sacándolo de su ensimismamiento; pronto tendría a su lado a una muchacha hermosa y extraña, armada con una espada de las profundidades.
El joven que tenía por nombre Jonsi había llevado su canto por todas partes, no podía seguir soportando los hierros que pesaban sobre sus pies, atravesando ríos y valles cantó, cantó para que alguien lo escuchara y le haga compañía, para ser consolado, cantó para vivir y momentos antes del fin fue escuchado por segunda vez, porque la primera vez que había  sido escuchado había puesto en movimiento los pies de Ahri hacia una extraña aventura.

La inocente joven le ofreció su espada a Jonsi, diciéndole que, a pesar de no poder destruir sus propias cadenas, quizás podría servir para romper las suyas. El muchacho se negó con una sonrisa diciendo que ya había probado todo, no conocía forma de destruir las propias cadenas...al menos sin ayuda. Dijo-Yo no puedo hacer la suficiente fuerza contra mis propios pies, pero quizás tú si puedas-. Ahri tomó la espada y la levantó, con todo su ser golpeó los eslabones de la cadena de Jonsi y estos explotaron en infinitos pedazos. Ardiente de felicidad éste tomó la espada y apuntó las cadenas de Ahri; solos no habrían llegado a lo que querían, era imposible, pero juntos podrían cambiar sus estrellas; La joven miró sus pies libres por primera vez, ahora, para bien o para mal, habían desaparecido todas las limitaciones, las seguridades, las indiferencias. Ahri y Jonsi vivirían realmente juntos hasta el final.

Nuestros destinos se van forjando gracias a los demás, gracias a los que han caminado con nosotros en todos nuestros pretéritos y los que lo harán en todos nuestros futuros. Nuestros caminos son la continuación de senderos antiguos y remotos; cada movimiento en él es el reflejo del movimiento de otro ser que luchó por sobrevivir en este mundo. Entendiendo esto quizás aprendamos a apoyarnos en los demás, sin vergüenza ni comodidad, y al mismo tiempo ser el apoyo del que lo necesita, después de todo, juntos es como se llega al futuro.


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¡Volví! Después de tanto tiempo es refrescante hacer una entrada improvisada, inspirada en él título de una canción de Sonata Arctica (a pesar de que no tenga nada que ver con la letra de la canción n.n) La verdad quería escribir sobre algo irreal y la imagen de una chica perdida en el fondo del mar fue el primer paso para tipear la primer letra de la entrada.